Lamento elegíaco ante el fallecimiento del cantante, guitarrista y miembro fundador de Barricada.
Para mí, que no soy familia, ni vecino, ni amigo de toda la vida, ni fan fatal, me resulta imposible hablar del recientemente fallecido Boni sin hablar de Barricada.
Calimocho, batallitas y viejunismo inside. Luego no digan que no les avisamos.
Pues bien, si no soy fanático del músico (Editó discos a nivel personal y «Peligroso animal de compañía» recibió alguna atención) y tampoco soy un fanático de la banda…¿Porqué escribir? Pues porque, contra todo pronóstico, me he puesto triste con la noticia. Cosas de pollaviejas por supuesto. En mis tiempos, bla, bla, bla… seamos claros: si hablamos de trascendencia en la historia universal de la música dentro de cien años no se hablará de absolutamente nada que no sea sinfónico. No, sinfónico de ese tipo no, sinfónico de Orquesta Sinfónica. Como mucho los expertos en musicología dejarán un huequecito con cierta condescendencia a tres o cuatro músicos de jazz, pero de rock y aledaños ni papa. Ni Barricada ni Liquid Tension Experiment ni su reputísima madre. Me he puesto triste porque me caía bien y porque la banda tiene su parte en mi pubertad.
Ya había avisado de que son cosas de pollaviejas, si has seguido leyendo no te quejes.
El Boni y todos los demás de la banda tenían imagen de rockeros de verdad, transmitían que se creían lo que cantaban y lo que decían…no afectando las poses y las posturitas, no se disfrazaban de extraterrestres, ellos parecían kinkis de barrio y es lo que eran. Eso a muchos jóvenes, kinkis de barrio a su vez, les hacía identificarse fácilmente con ellos. Luego, claro, te los encuentras después de un concierto y…oye, se lo tendrán muy creído, pasarán de tí…
Pues no. En cierta ocasión, en fiestas de Salamanca, celebrando un cumpleaños al que acudió gente desde tres provincias y en el que llegaron a tirarnos tiestos desde un balcón, aprovechamos para ir a verlos. Pagando, ojo. Y a las mil de la mañana nos tropezamos con Fernando (batería) y Boni en un bar. Charlaban mientras se tomaban un par de cañas y, mientras tanto, iban atendiendo a tooooodos los borrachuzos que hacíamos cola para darles un poco la chapa y que nos firmasen algo. Pues en la media hora larga que estuvimos esperando no les vimos una mala palabra, ni un mal gesto. Honestamente…yo no creo que tuviera tanta paciencia. Con nosotros tuvieron que pasar el trago de firmar en un bate de beisbol… que ya estaba lleno de todas las firmas de los del cumple… ¿es para pegarnos o no es para pegarnos? pues ni torcieron el gesto: «¿Como se llama la del cumple?».
Grandeza, señores, eso es grandeza. Grandeza personal que coincide con lo que cuentan los pamplonicas que lo conocían y que, ya siendo muy famoso, explican que saludaba…preguntaba por tu hermano mayor…o por tus padres…por la simple razón de que conocía a tu hermano de esto o lo otro, o a tus padres del barrio…en realidad es algo muy normal. Algo que no debería extrañarnos, pero normal no quiere decir habitual. Mucha gente que no es realmente fan de Barricada o que dejó de seguirles les tenía un aprecio extraño y que sólo puede explicarse por esa sensación de buena gente que transmitían …y por un detalle sin importancia, independientemente de su calidad o falta de ella, muchas de sus canciones forman parte del acervo cultural común de toda una generación.
Hala, Padrecito. Ya se te ha ido la olla. Barricada, grupo calimochero por excelencia forma parte del «acervo cultural común de toda una generación». Afloja, hombre, afloja… pues no. No aflojo.
Cobi, la canción del colacao, Willy Fog, Maradona, Sabrina…son cosas que no hace falta explicar a toda una generación…aunque a las siguientes no les suene de nada, ni puta falta que les hace. Forman parte de todo eso que, de forma más bien cursi, se suele llamar «cultura pop». Pues hay unas cuantas canciones de Barricada que forman parte de la «cultura pop» de nuestra generación. Los pollasviejas y las coñosviejos que flipábamos escuchando por la tele de dos canales una canción que sonaba cañera, con distorsión y que hablaba de apretar el gatillo. Mi primer concierto «serio» fué con los Barri en la gira de «No hay tregua»…fuí con mi colega Nacho, el cual sustrajo un tres cuartos de cuero a su padre y se pasó el bolo entero indicando amablemente a los que le interpelaban que no, que no tenía porros para vender. Que no tenía ni para fumar él.
Hoy Nacho es un español de bien bajo los más exigentes estándares que puedan ustedes aplicarle pero a finales de los ochenta se ilusionó tanto o más que yo con ver a los Barri en concierto. Cantó y gritó y levantó el puño tanto o más que yo y si le mando ahora mismo un wassap me va a contestar que sí, que puto cáncer y que le ha dado penita.
Bueno, al menos a él le gustaba la banda y fué a conciertos. Cierto. Así que voy a ir un paso más allá. Como diría Franco (Battiato) en verbenas de verano/la chavalada que canta/»Blanco y Negro» gritando/ y levantando el cubata. No hay tanta gente que no haya tenido jamás una casete de los Barri pero, de esa fracción estadística, muy pocos serán los que no hayan disfrutado cantando «Blanco y Negro» o «Todos mirando» como mostrencos en la verbena de su pueblo. Y por muy refinado que sea tu gusto musical… resulta que te sabes el estribillo de «No hay tregua», «Campo amargo», «Balas blancas»…si te despistas resulta que te sabes la mitad de los estribillos de su época dorada… y eso sin gustarte el grupo. Vale, también nos pasa con grupos de mierda a base de bombardearnos con sus canciones por radio, tv y hasta en los supermercados, lo que sólo da más valor al hecho de que un grupo cañero, con letras censuradas por cuestiones políticas, honesto y macarra consiga que hasta los que no son fans conozcan sus canciones. Lo consiguieron.
Hasta aquí mi torpe intento de objetividad en referencia a la muerte de Boni. Él y toda la banda caían bien y se colaron a golpe de estribillo en la banda sonora de mi generación. Eso son hechos. A nivel subjetivo… que es lo más importante siempre que hablamos de música, estoy oyendo «Písale» (con cascos, así es la vida). Me he fumado un tronco y me he tomado dos cervezas a la salud del finado y de lo que nos hizo y nos hará disfrutar. Hagan Vds. lo propio, si les apetece. Y si no, tampoco pasa nada. Es sólo rocanrol. No rock and roll, no se confundan. Rocanrol.
Sucnor público. Mongolo en secreto. Cierrabares, metepatas y hartista renacentista.
Estamos en las mismas, páter… Se les tenía/tiene cariño aunque no se sea fan y me han hecho pasar un puñao de buenos ratos. Nos seguimos quedando solos.
Pues sí, mucho cariño debido.
A mi nunca me dieron más pero recuerdo haber hecho alguna excursión escolar, de esas que se enrollaba el autobusero y te dejaba poner una cinta, con el “Balas blancas” sonando a todo trapo. Qué recuerdos, toda la clase engorilados y desgañitándonos a grito pelado. It’s my generation que decía el otro.
Cada vez soy más de padrecito y de las memorias empañadas en kalimotxo! Emoción y reconocimiento sin artificios .
Gracias compays. Lo he escrito demasiado rápido… y los abandoné a la mitad de su discografía (que no de su línea temporal, jarl ) así que me daba vergüencita. Ellos no cambiaron tanto… pero yo sí que cambié un poco. No se si para mejor o para peor, claro.
Buena y bonita entrada… Y además en blanco y negro. Grandes barricada…