Estoy escuchando en estos momentos el disco de los Cool Jerks que salió en el 2002 y editó Sympathy for the Records Industry. Los Cool Jerks fueron una de las bandas post-Oblivians en las que tocó Jack Yarber tras la disolución de la banda. Hacía años que no me ponía el disco y lo recordaba más aburrido, pero la verdad es que me está gustando mucho. Los Cool Jerks eran Jack, el batero y guitarra de los Neckbones y Scott Rogers de los Dutch Masters.
Imagino que a gran parte de los que lean esto, nombres como Neckbones, Dutch Masters o Cool Jerks les dicen poco, pero de eso va a tratar esta entrega de la saga Memphis, de echar un ojo a la miríada de bandas en las que estuvieron los tres Oblivans tras la separación de la banda. De esta manera iremos completando el mapa de músicos de Memphis y sus bandas.
Y ya que hemos empezado con los Cool Jerks, vamos a continuar con Jack Yarber.
En principio la carrera post-Oblivians de Jack Yarber me parece la menos atractiva de los tres. Como ya decía en el artículo anterior, Jack era el Oblivian más “bluesero” de los tres y a mi es un género que no me llama mucho la atención. El del rock basado en el blues de Chicago, me refiero.
Poco después de sacar el disco de los Cool Jerks, en 2007, Jack colaboró en uno de los discos que injustamente ha pasado más desapercibido de toda esta escena. Me refiero al disco de King Louie y los Loose Diamonds, “Memphis Treat”. No me queda más remedio que derivar otro poco antes de continuar con Jack, porque ha salido a escena otro de esos personajes vinculados a Memphis y Goner Records, King Louie.
Louis Paul Bankston, conocido como King Louie es el nexo de unión entre Memphis y Nueva Orleans, de donde Louie es oriundo. Empezó tocando la batería con los frat rockeros Royal Pendeltons y a partir de ahí ha tocado en infinidad de bandas y consigo mismo en su King Louie One Man Band.
El disco de los Loose Diamonds está plagado de melodías magistrales y pegajosas firmadas por Louie y donde Jack toca la batería (por algo era el mejor batería de los tres Oblivians) y Chad Booth, capo del sello Jeth-Row Records la guitarra rítmica. Si alguien me pidiera que eligiera un disco que definiera el sonido de Memphis en el nuevo milenio, muy probablemente elegiría este disco. Louie enlaza temazo tras temazo y fluyen como si fuera la cosa más natural del mundo, como si escribir una canción fuera cuestión de coger una guitarra y ponerte a tocar.
Pero a principios de los dosmiles, antes de colaborar en este disco, Louie se juntó con Jay Reatard y Eric Oblivian para perpetrar uno de los momentos más mágicos de toda esta historia y hacer una de las cosas que me parecen más complicadas de hacer en la vida: escribir música cuando las cosas te van mal. Y aquí las cosas iban mal y pintaban bastos: Louie estaba camino de divorciarse y su exmujer acababa de abortar; la madre de Jay había huido de casa mientras él estaba de gira, dejando a su cargo tareas como pagar la renta y cuidar la casa (y poco después, cuando volvieron de Nueva Orleans de grabar el disco, una noche a las tres de la madrugada, tras más de seis horas de camino, su madre había vuelto a casa y Jay se encontró con la puerta cerrada y toda la ropa y sus trastos tirados en el jardín) y Eric andaba también perdido saliendo de una relación jodida, sin banda y sin saber qué hacer.
Con semejante percal deciden llevar al extremo lo que los ingleses llaman “a one-off”: un ensayo, una grabación, un concierto y se acabó. Y eso hicieron. En un fin de semana Jay y Eric fueron en coche de Memphis a Nueva Orleans para reunirse con King Louie, ensayaron lo menos posible (un solo ensayo) las canciones que había llevado cada uno (Louie se había tomado la molestia de grabar sus canciones en una demo y mandársela a Eric, tocadas con una guitarra acústica y con los solos cantados en vez de tocados con la guitarra, pero a Eric ni se le pasó por la imaginación aprender ninguna de las canciones), al día siguiente grabaron las canciones que recordaban en el cuatro pistas de Jay y acabaron tocando un concierto en Norma, Illinois teloneando a Guitar Wolf. Fin. La mitad de las canciones son versiones con un nuevo nombre tan mal tocadas que la original es irreconocible, la otra mitad son canciones de Jay… y la otra mitad canciones originales de Louie y Eric. Según cuenta Louie en el encarte de la reedición del disco en 2018, Jay era el motor del grupo, el que llevaba más canciones, el que quería grabar todo y el que quería subir hasta Illinois a tocar un solo concierto. Da igual lo que pase, que las cosas salgan bien o salgan mal, lo importante es NO PARAR.
Jay y Louie se turnaban en la batería y los otros dos tocaban la guitarra y cantaban. Los coros los hacía quien anduviera por ahí en ese momento (según parece Sean Reatard anduvo por ahí bastante, porque se le puede escuchar berreando en segundo plano en varias canciones)
El disco destila mal rollo y está plagado de canciones memorables. Ya cuando suena el primer acorde de “Streets of Iron” queda claro de qué va la cosa: sonido mugriento y distorsión a cholón, voces grabadas en micros de todo a cien y el que no chille, que mantenga la boca cerrada. En principio la grabación no les gusta nada, piensan que se han pasado con el delay en las voces, pero tras dejarlo reposar un tiempo, cambian de opinión y se deciden a sacarlo en el sello de Eric.
El disco salió originalmente en el 2001 y fue reeditado en 2018 con pequeños cambios. La reedición incluía un vale para poder adquirir la grabación del concierto en Norma, que suena sorprendentemente bien (si tomamos las grabaciones en “estudio” como punto de comparación) pero no deja de ser una anécdota al lado del disco.
La leyenda de Louie se extiende no solo por los derroteros del garagismo más punk (aunque igual sí es donde más ha brillado, aunque solo fuera por Kajun SS o por los inmensos Persuaders), también escribió la mitad de las canciones de los powerpopers Exploding Hearts y de su propia banda del género, los irregulares Missing Monuments, además de haber fundado mil bandas de vida más que efímera como Brickwall, Kondor, Black Rose Band, King Louie The 69th & The Harahan Crack Combo , Bi-Polaroid, Terry & Louie…
Volvamos a Jack y su historia post-Oblivians. Además de tocar con los Loose Diamonds, fundó bandas como los Knaughty Knights junto a Rich Crook (batero de Lost Sounds y fundador de Lover) y por la que pasaron varios baterías, entre ellos Billy Hayes, batero de los Boston Chinks y de la banda de Jay Reatard entre otras cosas. Editaron 5 singles, uno de los cuales salió en Goner y el último en Shattered Records, el sello que Jay fundó junto con Alix para editar sus grabaciones con Angry Angles. La banda más reciente y estable de Jack que yo sepa son los Tennessee Tearjerkers (en los que milita John Paul Keith) pero poco puedo decir sobre ellos ya que no los escuché nunca.
Es el turno de Eric, centrémonos, que me voy demasiado por las ramas. Eric es un músico tirando a limitado pero con un gusto excelso por lo raro y todo lo que se sale de lo normal. Solo hay que escuchar sus canciones en los Oblivians o la verdad, cualquier cosa que ha tocado en cualquiera de las bandas en las que ha militado. Incluso la selección de discos editados bajo el palio de Goner Records da una buena muestra de su bizarrez.
Eric estuvo en los Dutch Masters, banda de (oh, sorpresa!) garage guarrindongo perpetrada por personajes de la escena (Scott Rogers, que también tocó con los Cool Jerks, Talbot Adams de los Black &Whites) Editaron un single en vida y ya a título póstumo Spacecase Records sacó un elepé con todas sus grabaciones que funciona sorprendentemente bien para ser un recopilatorio que escarba en el fondo del barril.
Por esa época Eric empezó a frecuentar la casa de James Arthur, que se acababa de mudar a Memphis, y con el apoyo de Forrest Hewes a las baquetas forman los New Memphis Legs. Se dedican a machacar un riff hasta que dejarlo seco y a hacer versiones de los Saints y otras bandas australianas. Ensayaban en el salón de la casa de James y un día grabaron unas canciones pero nunca quedaron contentos con el resultado y la banda pasó sin hacer apenas ruido, ironía incluida. Años más tarde (en el 2012 más concretamente), Eric encontró una cinta con las grabaciones y esta vez sí le gustó lo que escuchó. El paso del tiempo pone las cosas en perspectiva. Eric le pasa la cinta a James Arthur y a Hewes que también ven (oyen?) la cosa de otra manera y Eric las acaba editando en un doce pulgadas a 45 en Goner.
En el 2013 Goner (otra vez) edita un single de una banda (más) surgida de la casualidad. La banda la forman Eric y Zac Ives (co-propietario de Goner Records y cantante de los Final Solutions) a las voces y guitarras y Jay Reatard a la batería. Una tarde en casa de Jay, con un par de horas libres escriben y graban un par de canciones, una de Zac que saldrá como cara A, “Guitar Attack”, que acaba con sorpresa y la descacharrante “Hiding In My Car” de Eric en la B.
Pero la banda que más le ha durado a Eric, después de los Oblivians es True Sons Of Thunder. TSOT siguen en activo y pocos meses antes de publicar esto, han sacado su tercer largo, “It Was Then That I Was Carrying You” en Total Punk. El primero, “Spoonful Of Seedy Dudes” salió en Jeth Row y el segundo, “Stop And Smell Your Face” en “Little Big Chief Records”, sello local regido por un australiano emigrado en Memphis. Aunque si tuviera que elegir un disco de TSOT sería sin duda el single de Goner, “Black Astrologers”, y sobre todo la cara B, la incesantes “I Can See But You Don’t Know”.
TSOT es una banda un poco inclasificable. Se les podría denominar punk, pero no al uso. Richard Martin es el cantante principal y toca una guitarra que es parte guitarra, parte banjo y a la que ha bautizado como “banjitar”. Su sonido es bastante particular y define bastante la banda, a la que se suman dos guitarras, bajo y batería.
Me he ido un poco por las ramas, pero voy a terminar esta segunda parte volviendo a los Oblivians. A pesar de haber dejado de tocar juntos, tras unos años, los malos rollos que pudiera haber habido entre ellos dejan de tener importancia, nunca pierden el contacto y un día deciden que es buen momento para volver a juntarse y tocar un rato. Una cosa lleva a otra, tocan unos cuantos conciertos, la cosa sale bien y ellos se lo pasan mejor, van saliendo canciones y Larry Hardy de In The Red Records les anima a sacar un disco en su sello. Esta vez van a un estudio en condiciones, se llevan a Dough Easley para que haga de productor y el resultado es Desperation (2013), un disco digno del apellido Oblvians. Ha pasado algo de tiempo desde “9 Songs with Mr. Quintron” y la personalidad musical de cada uno se ha acentuado, con lo que es todavía más fácil deducir de quién es cada canción (aunque si te puede la curiosidad, cada uno firma las suyas) pero el disco no deja en ningún momento de sonar a Oblivians. Poco antes, en 2009, In The Red había sacado un disco grabado en directo en Barristers (desaparecida sala de Memphis) en el año 95, que junto a “Rock’Roll Holliday” (directo grabado en Atlanta en agosto del 94) forman la dupla de discos en directo de su discografía.
No es casualidad que no haya hablado todavía de la carrera post Oblivans de Greg Cartwright. Es la más extensa de los tres y merece ser contada con algo más de espacio que el que le han dejado sus dos compañeros de andanzas y Louie.
persona humana de avanzada edad, pocas palabras y cierta inclinación por el lenguaje no verbal, obsesionado con los libros y la música, más de pescado que de carne y poco amigo de las mayúsculas.
Pues, otra vez, yo era totalmente ignorante de todo esto, pero me estoy escuchando el «Memphis Treet» y me está entrando guay!
me alegro mucho que te vaya gustando la movida! el memphis treat es un discazo. ahí toca harlan t bobo, que es otro músico de memphis que ha hecho discos muy interesantes y que igual también te gustan.
Si la gestación de «Bad times» no es el guión perfecto para esa película que deje a «alta fidelidad» o «clerks» en bragas que baje Dios y lo vea. Yo en esta saga no veo sólo Memphis, veo una saga americanísima en modos, formas y dramas.
tienes toda la razón, bad times da para peli y la saga se extiende como la pólvora, nueva orleans, nueva york… y lo que queda!
Pues yo conocía unos Cool Jerks, pero eran un grupete madrileño de soul a la stax, obviamente nada que ver con esto. Para una vez que conozco a alguien de uno de sus artículos…
https://www.youtube.com/watch?v=RjdSZQszk0I
anda, los cool jerks! a esos los vi en directo un par de veces, el cantante tenía un vozarrón impresionante. pero sí, estos son otros bastante diferentes.
Me estoy rechupeteando los dedos con la continuación del artículo, «Memphis Treet» discarral de la vida que efectivamente pasó incomprensiblemente desapercibido para la gran mayoría. Tengo que repescar los Bad Times, de los Dutch Master (no confundir con el sello Douchemaster eh? bueno) ni idea y tampoco de los TSOT, habrá que bucear; de los Tennessee Tearjerkers permítame recomendar encarecidamente al menos el primero el «Bad Mood Rising» original del 2001 y reeditado ya hace unos añitos en el 2009 por Big Legal Mess y el segundo «Don´t throw your love away» (este creo que está sin reeditar), mis dieses Poodlebites y con ganas de la tercera entrega.
a sus pieses, heer weedian. le voy a pegar un tiento a los discos de los tennessee tearjerkers que recomiendas a ver, porque el disco de los cool jerks es bastante mejor de lo que recordaba.
Buah, Poodlo, menudo berenjenal de grupos, no? Me siento como cuando tenía catorce años y me ponía a leer el Ruta y todo me sonaba a chino. Pero que me pase esto a estas alturas, ya me jode, eh! Bueno…
No tendrás por ahí a mano un family tree de ésos de Pete Frame?
Por mi parte, como comenté por el foro el otro día, he empezado a hacer mis deberes con el Blood Visions. Me mantengo a la espera hasta que alguien me indique cuál es el siguiente fascículo del cursillo Memphis. De momento, insisto, todo bien.
dependiendo de cómo te entre blood visions te puedo «indicar el siguiente fascículo», aunque sospecho que, como a manitoba, el siguiente capítulo de la saga, dedicado a greg, te va a gustar más.
Madre mía qué barbaridad de bandas tiene esta escena. Pensaba que era mucho más reducida. Yo tengo que reconocer que me hace más tilín cuando se ponen más melódicos y menos chatarreros así que con más motivo espero ansioso la siguiente entrega que tenemos a Gregorio de prota.
esta gente era (es) pura endogamia y unos culos inquietos de cuidado, así que no paraban de parir bandas y seguirles la pista me resulta muy interesante, pero entiendo que pueda abrumar un poco. es una referencia, por si alguna vez te tropiezas con alguno de esos discos, sepas de dónde viene.
en breve me pongo con greg!