Sexo, cocina y cintas de vídeo: And The Music Plays On

Del Sannon - And The Music Plays On

Mi tío ha vuelto a dejarse caer por casa, como si nunca hubiese dejado de hacerlo. Al principio de vez en cuando, sin avisar, hasta que poco a poco ha ido retornando a la frecuencia del año pasado. Se sigue marchando cuando llega mi padre, generalmente un poco antes, y las veces que llegan a coincidir, que son las menos, se saludan amistosamente, como si fuera una visita de trabajo. Luego mi tío se esfuma, cosa que hace tras conceder unos minutos de cortesía para que no se note mucho que lo hace porque le molesta su presencia. Pero yo lo noto, vaya que si lo noto.

 

En realidad no es eso lo único de lo que últimamente me he dado cuenta. Desde que murió la abuela he visto cosas que en un principio achaqué a la bronca aquella de las navidades pasadas pero que ahora veo que puedan tener diferentes orígenes. Todavía no he atado todos los cabos pero algo de lo que estoy seguro es de que mi madre y mi tío me ocultan algo. Yo no sé el qué y por supuesto que no pienso que tengan una relación entre ellos ni nada parecido, mi padre tendría que suplicarle a mi madre para que le fuese infiel y aun así no sería capaz, pero, en cualquier caso, algo se traen entre manos.

El día del entierro de mi abuela, que fue el primer día que estuve con mi tío desde navidades, ya vi que algo estaba pasando. No sé qué le dijo al oído, pero fuese lo que fuese, afectó a mi madre mucho más que un pésame corriente y moliente. En realidad, y eso es algo de lo que solo yo me di cuenta, mi madre se puso tiesa como un palo nada más que vio llegar a mi tío. Mi viejo, claro, nunca se da cuenta de nada, si no fuese por mi madre, que no se le escapa una, podría falsificar las notas y lo único que haría es poner esa sonrisa bobalicona típica suya.

Del Sannon - Acetato de Home And Away (1966) grabado solo por una cara. Única copia conocida en Discogs.
Del Sannon – Acetato de Home And Away (1966) prensado solo por una cara. Única copia conocida en Discogs.

En realidad, ahora que lo pienso, ya el día de navidad vi algo raro cuando llegué de probar la bici. Mi tío estaba nervioso, mi madre más y yo, tonto de mi, hasta creí por un momento que él tenia una mancha en el delantal que en un principio confundí con pintalabios y que luego achaqué a sangre. Algún animal que desollarían para la comida: todos comen carne, son unos bárbaros. Sea lo que sea, algo pasa. A lo mejor mi madre se quiere separar. No sería raro. En fin, no se lo reprocho.

En cualquier caso, mi tío ha vuelto y yo estoy contento por ello. Además, me agasaja cada vez que viene con montones de discos, cada vez más. No entiendo porque se desprende de ellos, siempre pone alguna excusa: que si los tiene repetidos, que si eso ya no lo escucha, que si no le entran en su nuevo apartamento. Al final, he tenido que ir un día a IKEA con mi viejo y comprarme un par de módulos de Kallax, porque a lo tonto, después de un año, le he acabado cogiendo afición a escuchar esos extraños discos que me tío me regala, vaya que si se la estoy cogiendo.

Hace quince días me trajo un lote muy curioso. Le pregunté qué tenían en común y como siempre, no me lo quiso decir. Mi tío no habla como las personas normales, parece que lo hace siempre en clave, estrechando los ojos y contestando algo místico. No le gusta dar respuestas y se toma mis preguntas como un juego de adivinanzas. Me lo quiso poner difícil.

Solo me dijo que todos esos discos habían pasado un camino duro y un largo tiempo en el purgatorio que les había dado una pátina de tristeza, la cual era según él fácilmente apreciable al escucharlos, y que durante mucho tiempo habían sido solo ánimas que esperaban su momento.

Menudas mierdas que me cuenta mi tío.

Del Shannon – Home & Away (Now Sounds, 2012).
Del Shannon – Home & Away (Now Sounds, 2012).

Se refería en realidad a que me traía discos que por diferentes motivos no se editaron en el momento de su grabación y que han permanecido en algún cajón esperando el momento a que alguien los rescatase para acabar por fin publicándolos. No me costó darme cuenta porque la mayoría de ellos lo cuentan en las notas de la contraportada. Tanto misticismo y tanta polla. Lo que no entiendo es cómo va a ser más triste un disco solo por no ser publicado tras su grabación si eso sucede de forma accidental y no premeditada pero la verdad que estas últimas dos semanas he escuchado estos discos tantas veces que empiezo a pensar que tiene razón. 

Me ha gustado mucho un disco de un tal Del Shannon que se llama Home And Away y que aunque se grabó en 1967 no fue hasta 1978 años después cuando fue publicado por primera vez en una pírrica edición que no hace justicia al contenido. Según el chalado de mi tío, se trata de uno de los mejores discos de los 60 que fue respaldado por algunos de los mejores músicos de su generación y que se habría pasado más de diez años en el purgatorio.

Investigando por internet veo que no ha vuelto a reeditarse en formato noble, así lo llama él. Qué cosa más triste la vida de Del Shannon. Mi tío me dijo que se suicidó metiéndose el cañón de un rifle en la boca después de una vida de adiciones y desesperanza entre otras cosas por no haber sido capaz a levantar la carrera sin saber qué los Travelling Willburys estaban a punto de invitarlo a formar parte de su grupo para sustituir a Roy Orbison. Qué pena. Cada vez que escucho ese disco se me pone un nudo en la garganta. No sé, quizás también por lo triste de su historia.

Johnnie Frierson ‎– Have You Been Good To Yourself (grabado en los 90, publicado por LITA en 2016).
Johnnie Frierson ‎– Have You Been Good To Yourself (grabado en los 90, publicado por LITA en 2016).

Otro disco que me gusta mucho es el de un tal Johnnie Frierson, músico gospel de Stax Records de corta carrera que tras grabar coros para Otis Reding y lanzar un par de singles abandonaría el negocio para irse a Vietnam a pegar tiros. A la vuelta, no vuelve a trabajar en la música hasta que treinta años después prueba suerte grabando por su cuenta un par de casetes que intenta vender en tiendas de discos de gospel. Finalmente, alguien las encuentra en una tienda de empeños y las publica en 2016. En ese momento Frieron llevaba ya seis años muerto y se nota. En esas cintas parece que canta desde el más allá.

Hay también un disco de un tal Jim Ford. Nacido en Kentucky con ocho hermanastros y un padre que destilaba alcohol ilegalmente, su infancia debió ser tan triste como el resto de su vida. Jim se escapa de casa con lo que encuentra en la cartera de su viejo y a mediados de los sesenta recala en California donde intenta hacer carrera.

Después de un tiempo dando tumbos consigue grabar una canción que llega a los oídos de Barry White, de aquella cazatalentos de Del-Fi Records. Acude a la prueba con su pareja, una tal Bobbie Gentry. Pese a demostrar un talento descomunal Barry White lo rechaza por su indisimulable acento sureño que no encaja con sus pretensiones de mezclar country con funk. La canción, Ode to Billie Joe, la termina grabando Gentry en su primer disco convirtiéndose en un estandarte de su música y de toda su generación. Más tarde Ford acusaría a Bobbie de robarle la canción.

Finalmente Jim graba un disco que no vende un pimiento por una mala distribución pese a contar por primera y una vez en su carrera con todos los medios a su alcance. Al menos a los capos de Capitol les llama la atención y le otro disco, de nuevo sin escatimar en medios pero que acaba quedando en un cajón fruto de las desavenencias entre sello y músico. El disco está grabado en 1970 y la edición que tengo en mis manos, la primera, es de 2007.

Jim Ford – The Unissued Capitol Album (Grabado en 1970, publicado en 2009 por Bear Familly).

Mientras lo escucho una y otra vez leo que tras este fracaso Jim viajaría a Londres financiado por Liberty para grabar con Brinsley Schwartz pero acaba rechazándolos no sin antes dejar rendido a Nick Lowe que hablará de él como su mayor influencia. Parece ser que Jim había vendido también las canciones a otro editor, algo muy habitual en él. A la vuelta continua dando tumbos ya sea juntándose a Sly Stone que lo consideraría su mejor amigo o escribiendo un disco completo para los Temptations además de canciones para Bobby Womack y Aretha Franklin. Finalmente asqueado del negocio se recluye en una caravana donde será encontrado muerto en 2007.

Hay más cosas aquí. Discos perdidos de Dion, de Irma Thomas, de Karen Dalton y también algunas cosas raras que parece ser que llegaron de alguna u otra manera a prensarse aunque fuesen cuatro copias privadas o promocionales sin distribución de las que nadie nunca se enteró, a veces, ni los propios intérpretes. Ahí están un tal Kenny Knight que grabó un disco en Colorado en 1980 que parece sacado de Laurel Canyon diez años antes o una tal Kathy Heideman cuya voz rasga el alma. Mi tío dice que un ángel encontró sendas copias en una tienda de segunda mano y gracias a él hoy todos podemos escuchar esos discos. Él dice que sigue buscando por las tiendas de discos, que hay cosas por aparecer, que quizás un día sea él el que encuentre algo a lo que darle una segunda vida. Yo lo veo difícil pero no le digo que no, que ya lo veo bastante frágil para llevarle la contraria. Son esas las pocas veces en las que veo que a mi tío todavía le brillan los ojos.

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8 comentarios en «Sexo, cocina y cintas de vídeo: And The Music Plays On»

  1. muy interesante, manitoba. no tenía ni idea sobre la vida de los músicos de los que hablas en el relato, y como dice panolity, muy buenas pistas para futuras visitas a tiendas de discos y antros similares.

    1. Gracias Poodle. Las diez pistas de la lista de Spotify corresponden a diez discos que a mi personal y subjetivo juicio son obras prácticamente imprescindibles aunque estoy casi plenamente seguro que al menos dos de ellos (pista ocho y nueve) ya forman parte de tu discoteca.

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