Sexo, cocina y cintas de vídeo: Perdedores

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Se ha muerto mi suegra. Menudo palo para Mar que ya lleva unos meses rara y ausente y ahora encima se queda huérfana de madre. Esta mañana ha sido el entierro. Y mi suegra pobre también, qué mala suerte tuvo en la vida. En fin, a quien con Dios está, Dios no le abandonará. A mi suegra ya casi no le quedaba familia, era la última de cuatro hermanos. El funeral ha sido bastante discreto, éramos solo nosotros. Bueno, nosotros y Antonio.

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La dimensión inexistente: Jo-Deme, Please

Jo-Deme Please

Otro disco legendario de la saga Warrowitz-Wilson es Please, que comenzó a gestarse el día en el que ambos titanes se encontraron por primera vez y del que es protagonista un personaje que haríamos mal en considerar secundario. Aunque sea un hecho no demasiado conocido, la portada de A Wonderful Journey fue obra de Deme Mash, la directora del coro presbiteriano que actuaba en el espectáculo de marionetas en el que se conocieron Bingo y Joe. 

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Frases que hacen que me hierva la sangre. (II)

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La mayoría de frases califican a quién las pronuncia, sobre todo las máximas lapidarias. Estas no. Estas le marcan a fuego en la frente con la frase «HIJO DE PUTA» en letras mayúsculas.

No deja de ser una opinión, pero es la mía, y la defenderé hasta la última gota de tu sangre.

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Soñando con Sadam Husein. Cuando se rompe la lógica de la aritmética

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Hace poco vi en una peli una escena que me llamó la atención. Un señor habitualmente malhumorado y sieso, abordaba sin embargo el desayuno feliz en la paz de su hogar. El señor disfrutaba de la lectura del The Guardian escuchando apaciblemente las Danzas Eslavas de Dvořák en una cocina más británica que Benny Hill. Daba gusto verlo ya duchado y acicalado gozando de la tranquilidad que a todos nos da la soledad matinal. ¿A todos? Automáticamente comparé esa rutina con la mía y me dieron ganas de aderezar mi café con una cucharada colmada de cicuta.

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Las hienas y la penúltima gran banda de rock and roll que pisó este planeta y el acelerador

motores y bragas

El «Destroyer» de los Kiss se abre con «Detroit rock city». La larga intro, con ese motor de octanaje sano y la radio emitiendo buen rollo, contrasta con el abrupto y fatal final. Está inspirada en la muerte en accidente de circulación de un fan que regresaba a casa tras un bolo de los «carapintadas». Desde la anécdota Paul Stanley reflexiona sobre lo efímero de la vida, la cruel paradoja de ir de fiesta y morir en el camino. Y uno podría atreverse a salvar la distancia del pensamiento, situarse en el asiento de al lado o en la acera cercana y preguntarse: «¿Por qué yo? ¿Por qué aquí?».

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