Hace tiempo, un buen amigo lanzaba dos preguntas a cualquiera que se uniera a una conversación de bar o donde fuera. La segunda pregunta era, Lennon o McCartney? Pero la primera era Beatles o Rolling Stones. Con esas dos preguntas era capaz de clasificar a la persona con la que estaba hablando. O eso creía él, vaya, pero a él le valía.