Podría hablaros de los Shins, pero no quiero. Quiero que sea diferente. Podría hablar de James Mercer, un tipo que teje músicas con hilo de oro pop y le canta a tu corazón, lo quieras o no. Pero paso. Me da pereza explayarme más, abrir mi caja metafórica bestial para salpimentar un panegírico. Voy a darle voz y altavoz a la gente real. A esos que abundan y opinan en la nueva realidad: los comentarios de Youtube. He cribado la discografía de la banda -excepto «Worms of heart», obvio- y he puesto en la palestra dos canciones bien chingonas por disco. Allá vamos, cojan kleenex: