El día que Paul McCartney me ayudó en mi crecimiento personal

pm360

Amigos, la vida está plagada de casualidades que dictan nuestro futuro. La estadística es la madre de la naturaleza y su pizpireta condición nos impone un destino que en sus manos es un juego de dados, una partida de tenis en la cual la pelota tras rebotar en la red cae a veces al otro lado, mientras que otras, las que tristemente conforman una abrumadora mayoría, cae en en el nuestro.

Afortunadamente, algunas veces, por pocas que sean, la pelota cruza la red. Y esta es una de ellas.

He de reconocer que mi vida hasta ahora ha sido sacudida por el infortunio. Mi lado de la cancha de tenis está plagado de pelotitas que tras rebotar han decidido quedarse y que me miran acusadoras recordando mi condición. Y no, no son de marca Dunlop, ni Wilson. Son de marca Loser, escrito con letras bien grandes y claras. Marca de la casa.

Pero ayer cambió mi suerte, amigos. Sí, sí, ayer. Podéis comprobarlo. Ayer 8 de febrero del año de nuestro señor 2022. Y todo se lo debo a Paul McCartney, a Sir Paul McCartney, gran músico y excelso compositor al que tengo el gusto y honor de agradecer el haberme ayudado en mi crecimiento personal. Gracias Paul por cambiarme ayer la vida. Si algún día vienes por Oviedo estás invitado a compartir un cachopo. Tranquilo que pago yo.

Mira que te digo, Paul
Mira que te digo, Paul

Como decía, la cosa empezó ayer por la tarde. Abro las redes sociales y me encuentro una publicación subida por el mismísimo Paul (o quizás tal vez por su community manager), que decía lo siguiente: Got a question for Paul? Ask here!

Casi se me para el corazón. ¡Paul McCartney quiere que le pregunte algo! Automáticamente solté lo que estaba haciendo y con el autobús dando tumbos por la carretera me centré en cuerpo y alma en pensar qué le podría preguntar al músico y sobre todo, en cómo conseguir que mi pregunta fuese la escogida. Tan concentrado estaba que ni siquiera los gritos desesperados a mi espalda conseguían sacarme de mi tarea. Tenía una misión y lo que es más, un presentimiento que por una vez en la vida, era positivo.

¿Qué preguntarle a Paul? La lista de cuestiones a abordar sería infinita. Vale, que puede que a ti que estás leyendo esto, los Beatles te la traigan al pairo. No pasa nada, puedes continuar. Ya de por sí tu vida es suficiente triste como para empeorarla más por leer cuatro chorradas y por lo que constatas habiendo llegado hasta aquí tampoco tienes nada mejor que hacer. Además, aunque no te gusten los Beatles ni Paul, convendrás conmigo en que es una leyenda viva que ha ayudado a entretejer la cultura popular del siglo xx, ese siglo en el que tú has nacido. Bueno, si has nacido en el siguiente puedes dejarlo aquí ya. Bastante tienes ya con formar parte de una generación abocada al fracaso y además no creo que sepas de quién estoy hablando.

Volviendo al tema que nos comprende, la primera decisión importante fue pensar en la naturaleza de la pregunta. ¿Sería mejor una cuestión seria? ¿O quizás algo más informal? Mi mente empezó a formular interrogantes a diestro y siniestro ajeno a la anciana que profería gritos sobre mi cogote mientras intentaba asir el volante de mi desbocado ALSA. 

Inicialmente, me decanté por un tipo de preguntas, llamémoslas, informales: ¿La morsa eres tú? ¿Cuáles son tus productos de marca blanca favorita? ¿Eres consciente de tu parecido con Angela Lansbury? ¿Pides perdón a diario por Ob-La-Di, Ob-La-Da? ¿Qué opinas de la subida de los carburantes? ¿Estás de acuerdo con los resultados de Eurovisión? Boris Johnson, ¿referente o villano?

Creemos que el verdadero Paul es el de la derecha
Creemos que el verdadero Paul McCartney es el de la derecha

Después de dedicarle unos minutos, pensé mejor que a una persona con un bagaje profesional y cultural acumulado a sus espaldas tan amplio como el suyo, tras toda una vida contestando preguntas a plumillas de toda índole y condición, quizás le faltase paciencia para este tipo de informalidades y además, su ego desproporcionado, siempre tras la búsqueda de la trascendencia, buscase algo más serio, más evocador.

Bajé del autobús circunspecto y centrado en mi misión, esquivando los esputos y objetos arrojadizos que caían a mi alrededor, concentrado en vislumbrar una pregunta más adecuada. ¿Se ha escrito la obra definitiva del pop? Cuando llegues al cielo, ¿te reencontrarás con George y John? ¿Beatles o Rolling? ¿Brincos o Bravos? ¿Detroit o Delaware?

Cuanto más trataba de infundir profundidad a mis preguntas, más pretenciosos y desafortunados eran los resultados. Debería abordar algún tema realmente trascendente. Sin duda, Paul, un hombre cultivado con sesenta años de trabajo en la música, a punto cumplir ochenta, en el ocaso de su vida, tendría la respuesta. Ese hombre es un oráculo, algo tendrá que decir.

Finalmente lo supe. Lo tenía. La pregunta tenía la dosis suficiente de trascendencia y además incluso podría enfocarse con un ligero punto de humor. Para fortalecer el grado de empaque decidí escribirla en mayúsculas: WHAT IS THE MEANING OF LIFE? A continuación cubrí mi nombre y mi correo electrónico en los campos correspondientes y le di a enviar. Ahora solo faltaba esperar, ya sabemos que the waiting is the hardest part.

Captura de la lectura a mi pregunta y la consiguiente reflexión de Macca
Captura de la lectura a mi pregunta y la consiguiente reflexión de Macca

Las primeras horas transcurrieron tranquilas. Con el teléfono bien cerca, comprobaba las notificaciones esperando novedades. No me quise apurar mucho. Es de suponer que Macca estaría ocupado contestado a muchos de los cuatro millones de seguidores de Instagram o quizás ayudando en alguna causa filántropa. No seré yo el común mortal que le meta prisa al bueno de Paul.

Después de unas horas empecé a impacientarme. La bandeja de entrada de mi correo electrónico era un páramo de tranquilidad. Un oasis de calma. Un paraíso de la meditación. Una puta mierda llena de correos de descuentos en el Lidl, Uber y demás mandanga corporativa. Me imaginé entonces el correo electrónico de Paul. Un mensaje aquí de Bono pensando en cómo mejorar el mundo. Otro de un banco avisando el ingreso inminente de un número con muchas cifras en concepto de regalías. Otro de algún club de fans que querían agasajar al homenajeado invitándole a un ágape… En fin, siempre estamos a tiempo para recordarnos lo miserable de nuestras vidas.

Temblad mujeres que venimos con pose canallita
Temblad mujeres que venimos con pose canallita

Con un sentimiento de derrota me acosté en la cama y activé las notificaciones push para que me avisasen en caso de tener respuesta. Tenía esperanza de que ese correo iba a llegar y así esperé y esperé y esperé hasta que en mitad de la noche, en un momento de flaqueza, caí dormido. Aproximadamente una hora después me desperté gritando en sueños. SPAM, SPAM, SPAM, SPAM. Con el rostro desencajado y mi cuerpo perlado por un sudor febril tomé el móvil tembloroso con ambas manos y tan raudo como pude, abrí la carpeta de correo no desesado. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? El correo de Paul habría sido condenado al ostracismo de Gmail por no estar entre mis amigos. Malditos estúpidos. Menos mal que yo me había dado cuenta. ¿Quiénes son estos señores de Gmail para dilucidar quiénes son amigos míos y quiénes no?

Con el dedo tembloroso pero firme, una mirada profunda cual Carlos Herrera en Bataclan, iluminado por la luz que desprendía mi celular en mitad de la oscura noche, abrí la carpeta de correos no deseados, y sí amigos, sí. Ahí estaba la solución que llevaba tiempo esperando. En la parte superior de la bandeja, un correo recibido a las 03:24 minutos, en resplandeciente negrita me lo estaba dejando claro. Ahí estaba mi nueva vida. El título del correo era cuanto menos prometedor: 

ENLARGE YOUR PENIS NATURALLY IN JUST DAYS!: GAIN 2 TO 4 INCHES!!!

Y así fue como Paul McCartney me cambió y la vida y ayudó en mi “crecimiento”. 

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