Nos ha dejado muy tristes la muerte prematura de Dallas Good, cantante y guitarrista de The Sadies, banda canadiense de rock americano que deja un hueco absolutamente irreemplazable no solo en la escena de Country Alternativo sino en ese cajón de sastre llamado Rock’n’Roll. Sin Dallas no volverá a haber The Sadies y sin The Sadies, este valle de lágrimas llamado vida es desde ayer un lugar un poco más triste y desangelado. Desde Mundo Secreter rendimos nuestro humilde homenaje.
Amigos, la vida está plagada de casualidades que dictan nuestro futuro. La estadística es la madre de la naturaleza y su pizpireta condición nos impone un destino que en sus manos es un juego de dados, una partida de tenis en la cual la pelota tras rebotar en la red cae a veces al otro lado, mientras que otras, las que tristemente conforman una abrumadora mayoría, cae en en el nuestro.
Afortunadamente, algunas veces, por pocas que sean, la pelota cruza la red. Y esta es una de ellas.
Se ha muerto Ronnie Spector, cantante de las inolvidables Ronettes y voz de algunas de las canciones más inolvidables del ya cada vez más lejano siglo pasado. Cada vez que se va un personaje así, los que crecimos con su música nos hacemos un poco más viejos mientras sentimos que algo se ha perdido dentro de nosotros. Por eso, quizás sea conveniente recordar más que su vida, la suya en la nuestra, es decir, la impronta que su música dejó en nuestra educación sentimental. Así que si esperas una necrológica, mejor vete a El País u otro periódico de crónica rosa.
En la primera mitad de 2011 los usuarios de la web oficial de Siniestro Total, uséase los fans, se liaron la manta a la cabeza y decidieron votar por sus discos y canciones favoritas. Se lo curraron sólos, al margen de la banda de sus amores. Usaron para el voto, conteo y escrutinio el arcaico libro de visitas que les servía de foro. En este apéndice, con el que ponemos fin a nuestra crónica seriada de los 40 años de carrera de Siniestro Total, recuperamos las conclusiones de aquel proceso de voluntad popular (*). Más de uno se llevará una sorpresa, pero no se (lo) tomen muy en serio. Ni el resultado ni a ustedes.
Tres estacazos y vía. Siniestro Total despachan otro tema y afrontan la recta final del concierto. Entre el público se hace oír una voz. Un fan enfurecido. Grita, mucho. Está en las primeras filas. «¡Tocad de las viejas!». Lo oímos todos a pesar de los aplausos, jaleos y silbidos habituales. «¡TOCAD DE LAS VIEJAS!», insiste. La banda hace caso omiso. Nadie dice nada. No hace falta. El indignado no ha podido escoger peor momento. Siniestro Total acaba de descargar «Matar jipis en las Cíes». Retratado. «La incultura es lo peor que hay», suele decir mi amigo Lalo.