Let the Heartache Begin

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He de admitir que creo no ser el más indicado para hacer una necrológica de alguien que hasta ayer pensaba que había muerto ya hacía años; tal es mi interés por su persona fuera de su faceta como productor. Sí sabía que estuvo en la cárcel y como todo el mundo, he oído un par de anécdotas que incluyen mucha droga y armas de fuego. Pero no es por eso por lo que escuché por primera vez el nombre Spector, que es por lo que yo recuerdo y recordaré al personaje.

Mi primer encuentro fue con el disco “Rock’n’Roll” de John Lennon, disco con el que me encontré muy temprano. A mí me parecía un disco de rock’n’roll como otro cualquiera y no entendía muy bien que pretendía John Lennon con ese disco, un Beatle haciendo versiones de rock’n’roll, por qué? El tiempo me ha contestado a esa pregunta, pero lo que no entendía entonces es el por qué los críticos le tenían tanta manía al sonido del disco. En estos tiempos, el nombre Spector no era más que eso, un nombre que veía cada vez que ponía el disco y me leía toda la información que aparecía en la contraportada.

Mi segundo encuentro fue con el “Let It Be” de los Beatles. El disco lo había escuchado múltiples veces, pero nunca me había preocupado por el nombre que aparece como productor del disco. Aquí mi deriva fue diferente porque el disco me sonaba como cualquiera de los últimos discos de los Beatles, no entendía por qué la gente decía que “Let It Be” hubiera sido un gran disco sin la producción de Spector porque en mis ojos Let it Be ya era un gran disco. Años después Salió la versión aquella “naked” y sigo pensando lo mismo. Parecía que por aquel entonces, si querías que se te tomara en serio como crítico de música, tenías que darle a Spector por algún lado, si no, no eras nadie.

El tercer encuentro (y ya voy parando) fue poco después, cuando ya sabía algo más sobre qué hace un productor, y el reencuentro ocurrió con el “End of the Century” de los Ramones. Ahora ya era yo el que tenía manías. Por qué querían los Ramones dejar de sonar a Ramones, con lo que mola el sonido motosierra-chin-pun-chin-pun? Ese tío, el tal Spector, tenía que ser un capullo monumental.

Tanta inquina con el tal Spector, que me picó la curiosidad e investigué un poco más sobre el personaje. Fue entonces cuando me di de bruces con sus producciones de principios de los sesenta y que fueron las que le encumbraron a la fama y le llevaron a su posterior caída a los infiernos.

Todos hemos oído hablar del muro de sonido, del famoso wall of sound en el que los instrumentos eran grabados múltiples veces y luego mezclados en una pista para producir un efecto en el oyente como si se hubiera dado de cara contra un muro de sonido. Esta manera de grabar funcionó en un momento y en unas circunstancias determinadas. En aquel momento las técnicas de grabación no eran muy avanzadas, los estudios tenían mesas de grabación de solo una o dos pistas, se grababa en mono y para producir el efecto que Spector buscaba (música grandilocuente que acompañara sus historias de amor y desamor), lo único que podía hacer era o meter a una orquesta en un tugurio (no andaba la cosa como para gastar pasta en un estudio habilitado para una orquesta sinfónica) o emplear la técnica existente y la imaginación. A todo esto hay que añadir el hecho de que los equipos de reproducción que había en las casas entonces tampoco daban mucho de si. Con esa combinación de factores el muro de sonido funcionó con gran éxito.

Pero el tiempo pasa y la técnica avanza y lo que en su momento fue un descubrimiento, se convierte en un recuerdo. Llegan los cuatro pistas, ocho pistas, las grabaciones estereofónicas, los equipos de alta fidelidad se hacen asequibles para el gran público y grabar diez guitarras y volcarlas en una pista deja de tener mucho sentido; debió resultar difícil para Spector asumir que lo que le hizo grande y famoso en su día, ya no tenía mucho sentido. De hecho, es muy probable que no lo asumiera y menos cuando los Beatles, Leonard Cohen o Lennon le seguían llamando de vez en cuando para que produjera sus discos.

Es muy probable (o al menos así lo veo yo) que ese encontronazo con la realidad, ese no asumir que las cosas cambian y que ya no eres el centro de atención de la industria y al fin y al cabo el no saber (o poder) adaptarse a los nuevos tiempos (por qué iba Spector a adaptarse a nada, cuando no hacía tanto era él el que decidía lo que estaba bien y lo que no?) lo que llevó a Spector al declive del final de su vida. Yo lo recordaré por las Ronettes, las Crystals pidiéndote que seas su chico, los Righteous Brothers perdiendo el amor o Ike and Tina cantando River Deep Mountain High antes que por haber sacado una pistola a Marky Ramone para que tocara lo que él oía en su cabeza.

Hace tiempo leí una biografía escrita por Richard Williams, Out of His Head y guardo bastante buen recuerdo, así que aprovecho para recomendarla si alguien tiene interés por el personaje más allá de los detalles morbosos en los que se quedan los que no saben, pueden o quieren separar al artista de la persona. Let the Heartache Begin.

16 comentarios en «Let the Heartache Begin»

  1. es curioso pero a mí spector nunca me ha llevado a pensar si su tiempo había pasado o no cuando produjo a ramones o los beatles o john lennon. precisamente hoy leía un artículo sobre las aventuras del escarabajo miope en l.a. y su «rock and roll», del cual no guardo buen recuerdo auditivo; el «let it be» nunca me ha emocionado, ni se en qué medida está mezclado de verdad por spector; y qué decir de «end of the century», a mí me encanta por el choque de opuestos, pero -y mira que johnny ramone insistió en esa idea siempre que se le preguntaba- nunca fui capaz de visualizar a un productor fuerísima de juego, acabado. no se porqué, igual la magnitud de su leyenda me ha hecho verles a él y a su fórmula siempre inmutables al tiempo… cuando está clarísimo que ya estaba desfasado cuando ni siquiera habíamos nacido nosotros.

    1. a mi ahora end of the century me flipa también, pero en aquel entonces creía sin la menor duda, que ese disco iba en contra del punk. idioteces de adolescente. pilla el yo adolescente a mi yo de ahora disfrutando del death of a ladies man, y me da una buena paliza.

  2. Yo creo que se retiró por chiflao y ya está. A lo mejor no hubiese podido seguir cambiando la historia de la música pero producir discos guenísimos seguro. De hecho, todo lo que hizo en los 70 me gusta mucho, sobre todo el de Harrison y el de Cohen, disco que por cierto firma a medias.

    Yo solo me leí el libro de Jucar que no vale para nada pero cuenta una anécdota muy curiosa: parece ser que cuando Ronnie salía de casa tenía que ir en coche acompañada de un maniquí con un cigarrillo en la mano que emulase su figura. Tope crazy.

    1. Pues sí, lo que hizo pasada su época clásica sigue estando muy bien. Incluido el «Let it be», se ponga Maca como se ponga. Y el de los Ramones sería mi favorito de ellos si no fuese porque son los Ramones y hacer distingos en su caso es contranatura.

  3. Spector nunca ha sido mi tema…lo único que me suena son los tópicos y las anécdotas escabrosas, las cuales, por otra parte, están generalizadas entre la gente del chou bisnes de su lugar y época. Si nos ponemos a hacer una lista de asesinos, proxenetas y malas personas en general de entre los 50-70 en EEUU nos podemos encontrar con la mitad de nuestros artistas favoritos. Desde ese punto de vista… pues otro más.

    De todas formas, a mí siempre me ha llamado la atención como es que esta gente tan prepotente, faltona… y agresiva, sobre todo agresiva, y no se encuentran con otro más violento o más loco que les de lo suyo. Porque no me digais que Dee Dee en un día cruzadito no le podía haber pinchado…por decir alguien. O Ike Turner…aunque supongo que a Ike no le sacó la pistola.

    …en el fondo supongo que a los que les pasó…bueno, pues ya no hicieron más historia. Los hijoputas con suerte sobrevivieron.

  4. A mí, lo poco que tengo de él, me gusta. Ramones, Cohen, Beatles, Harrison, Lennon… Todo correcto. Aunque, supongo, quizás sea más por el talento de los que firman el disco que por el del propio Spector.

    El Back to Mono, que también tengo por casa, ya es otra cosa. Aquí sí tengo la sensación de que hay más de Spector que de ningún otro. Y me gusta, me gusta mucho, pero tampoco es algo que me cale todas las semanas. Digamos que me gusta, pero para un rato.

    Recuerdo que me pillé la caja muy tarde, cuando ya era difícil de encontrar. Fue cuando vivía en Winnipeg, que me escapé con mi señora a Duluth a pasar un fin de semana (que, total, eran 600 Km. de nada). A conocer el pueblín que vio nacer a Dylan, ni que decir tiene. Y allí me topé con el Back to Mono, apoyada en el mostrador de la única tienda de discos del pueblo, en perfecto estado y a precio de Angola. Supongo que si hubiese sido el Biograph de Dylan otro gallo hubiese cantado (con lo del precio, quiero decir). Pero Spector le trae sin cuidado al fan medio de Dylan, por lo visto. A mí, claro, me faltó tiempo.

    Duluth se caga en Phil Spector. Deberían poner una pancarta a la entrada.

    1. Creía yo recordar que había alguien que me había dicho una vez, hace muchos años, que había vivido en Manitoba. Fue en tiempos de ipun seguro. Me acordé hace poco porque comentaste no me acuerdo dónde que habías vivido en Canadá y ahí caí de la burra (y ahora con lo de Winnipeg confirmo).

      Por cierto, has leído Música de mierda? Se lo recomiendo a todo el mundo que haya vivido en Canadá (o sea, eres el primero).

      Oye, qué tal Duluth? Por cierto, su señora se merece un altar en casa y bien grande eh?

      1. Música de Mierda me suena, pero no lo he leído. Así que, si me lo recomienda usted, intentaré echarle un ojo. De qué va?

        Duluth nos gustó, pero tampoco hay mucho que ver o hacer. A decir verdad, tampoco es que haya muchos pueblos bonitos por esos lares, así que supongo que éste está por encima de la media. Al menos de lo que yo conocí, claro. Que tampoco es que sea yo el Gordo de Minnesota.
        Tienen una especie de ruta-Dylan, el asilla Bob Dylan Way, que el turisteo puede seguir por la ciudad. Con la casa donde vivía de niño, el Duluth Armory (donde le cambió la vida al ver a Buddy Holly en directo) y alguna cosilla más. Yo, la verdad, me salté unas cuantas paradas porque se me pasaba de cutre ir a ver, por ejemplo, la guardería de Dylan.

        Recuerdo que el hotel que nos pillamos, un Radisson, tenía un «pack Dylan» que, al final, era lo que salía más barato. Así que allá que nos fuimos. Incluía un par de camisetas (no les quedaban y me las mandaron luego por correo) y un coctail de bienvenida -que consistía en irse al bar del hotel y pedir lo que quisieras. Muy loquer todo.

        Pero que mi mujer se merece un altar lo tengo yo muy claro. Lo de Duluth es de lo menos grave que le ha tocado sufrir.

        1. Música de mierda es una especie de ensayo que analiza el criterio que se tiene en cuenta para decidir qué música es buena y cuál no y para analizarlo, toma como paradigma a Celine Dion. La verdad que es bastante despoyante y serio al mismo tiempo. Y se lee en una tarde tonta. No es un libro que te cambie la vida pero está guays y con el autor es fácil coincidir en el criterio, lo cual, lo hace más cercano y ameno.

          Mira que no ir a la guardería de Dylan…

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