Frases que hacen que me hierva la sangre. (II)

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La mayoría de frases califican a quién las pronuncia, sobre todo las máximas lapidarias. Estas no. Estas le marcan a fuego en la frente con la frase «HIJO DE PUTA» en letras mayúsculas.

No deja de ser una opinión, pero es la mía, y la defenderé hasta la última gota de tu sangre.

5- «YO ES QUE TENGO MUCHO CARÁCTER».

Pero vamos a ver, hijo de la gran puta…

Hay gente que realmente tiene mucho carácter. Por ejemplo, Mandela. Yo creo que este hombre sí tenía mucho carácter.


Piénsalo; te meten a un talego donde las torturas son diarias durante… veinte años. ¿Dónde estabas hace veinte años?… pues imagina que desde entonces hasta ahora has estado enchiquerado y puteado por defender que no eres menos que un blanco.

En serio, piénsalo. (Y…no. Para un Sudafricano de bien tú NO eres blanco. Ni en E.E.U.U. Y para los british eres «White-others», por debajo de «White» y de «White-Irish»).

Piensa todo lo que te has perdido en estos veinte años… la reunión de Blondie…la salchipapa… y sales a un mundo muy diferente de aquel en el que creciste. Y te presentas a las elecciones. Y las ganas. Ahora eres el Presidente y mandas tú. ¿Acaso no desearías una muerte lenta y dolorosa para los responsables de tu encierro? ¿Alguien te podría culpar por buscar venganza?


Pues Mandela no. Con mayor o menor acierto se dedicó a hacer política en lugar de convertir el país en una portada de Cannibal Corpse, que es lo que a mí me pediría el cuerpo. ESO, es para mí tener mucho carácter.


¿Que creen los hijos de puta que es tener mucho carácter? …según mis observaciones, heróicas fazañas como devolver de mala manera un café porque la leche está calentita y no templada, imponer a los compañeros tus fechas de vacaciones o amenazar a una limpiadora porque no has visto el cartel de «suelo mojado» y casi te caes. Nunca con superiores. «Yo es que tengo mucho carácter», no, hijo de puta, no. Tú lo que tienes es muy poca educación. Y una bofetada pendiente que ruego a dios que te sea administrada algún día por un ganador de la Txapela de Manomanista. Oj allah.

6- «USTED NO SABE CON QUIEN ESTÁ HABLANDO».

Pero vamos a ver, hijo de la gran puta…

En un mundo mínimamento lógico si se demostrase que una persona que ostenta una posición o cargo de poder ha intentado utilizar esa posición o cargo para no cumplir las leyes o recibir un trato de favor todo el mundo tendría claro que es peligroso para la sociedad y los que la forman que esa persona siga ostentando dicho cargo o posición. Sería apartado del mismo y, probablemente, duramente castigado.


Pero este no es un mundo mínimamente lógico. Y este no es un Estado mínimamente lógico.

Sin entrar a discutir las diversas que causas que han hecho que las cosas sean así, lo cierto es que todos tenemos claro que el que manda, manda. Es más, el que manda hace lo que le sale de los cojones y si te interpones, aunque la razón, las leyes y el espíritu democrático te asistan, la experiencia indica que vas a ser jodido. Follado puede que también, pero jodido seguro. Dejo al amable lector que busque los ejemplos que resulten más caros a su negro corazón, ya sean cercanos y comentados en voz baja, ya sean escandalosos y ampliamente comentados en prensa. Todos lo tenemos claro y, encima, tenemos igualmente claro que no siempre el que de verdad manda es el que está dentro del despacho. El Alcalde reparte bacalao siempre que lo haga conforme a lo que ordena el que PARTE el bacalao… y si no se cambia de alcalde. Y a callar.


En ese estado de cosas, esta frase no es otra cosa que una clarísima amenaza. Todo el mundo entiende que «Usted no sabe con quién está hablando.» no alude a la ignorancia del oyente, que se podría disipar fácilmente con la colaboración del Hijo Puta. (Por ejemplo: «Soy Pepito Pérez, el cuñado del Gobernador Civil. Mi hermana, que es su esposa, ha sufrido un accidente y vengo a llevármelo al hospital ahora mismo. Aunque haya dicho claramente que no se le moleste, entre Vd. ahora mismo y dígale que salga echando leches. Por favor.»). No va por ahí…todos entendemos que la frase quiere decir «Tú eres un pringao. Yo soy un mandamás. No conseguirás hacerme ningún daño de importancia, pero yo a tí sí te lo haré.»


Naturalmente, el que se encuentra mirando el oscuro cañón de esta amenaza no puede saber si es verdad o va de farol. Si ese puto borracho que ha estrellado su coche es un fantoche o, además, es el portavoz del Gobierno. Si el maleducado de cara colorada y manos como palas que quiere ver in-me-dia-ta-men-te al Concejal es un mostrenco con ínfulas o resulta que es el constructor que pagó la campaña electoral. La amenaza es dolorosamente real. Tan real como el objeto duro dentro del bolsillo de un atracador… ¿Será una pistola? ¿Será una biblia? ¿Lo quiero comprobar?


A veces intento consolarme imaginándome a personas con nombres y apellidos espetándole la frasecita con la soberbia más odiosa, de noche, en una carretera perdida, a un paisano que sonríe levemente y calla unos segundos para luego contestar:

– Con la cena.


Estoy hablando con la cena.

7- BOLA EXTRA: «NO SE PUEDE ENTRAR CON ESE CALZADO».

La razón de este bonus track es doble: homenajear a los CD noventeros y que, en puridad, hace muchos años que me da igual e, incluso, me alegro de oirla. Siempre es sinónimo de tugurio de mierda, petado de gente y con música infame… es de agradecer que el portero me evite el mal trago aunque lo haga despectivamente.


La vaina es que sólo me pasa cuando voy con otras personas que realmente desean entrar a ese puto tugurio infecto en concreto. En lugar de aceptar el zen en su alma y aprovechar la oportunidad para gastar su dinero en otro tugurio infecto con serrín en el suelo y buena música, se ofenden, discuten con el portero y, en ocasiones, llegan a las manos. Una lata. Has salido a divertirte y terminas explicando cosas a la policía y pensando que deberías haber revisado los bolsillos antes de que llegaran…

Si todo va bien, el buen rollo se ha terminado por hoy, la adrenalina tarda en bajar y siempre hay alguno que se ha quedado con las ganas de boxear. Si va mal, bueno… dejo al amable lector que rememore sus propias experiencias que, sin duda, no tienen nada que envidiar a las mías.


Por suerte, a mí esta frase ya no me ofende. Me la pueden decir con toda la chulería del mundo, mascullando entre dientes mientras no se dignan ni mirarme a la cara, escupir al suelo… no hay problema. Me la tomo como lo que es, una advertencia en última instancia que me puede salvar de un mal rato, en un mal sitio, rodeado de mala gente que baila a Mal-uma. Gracias. Eso es lo que les digo. Gracias. Alguno hasta se sorprende.

Recapitulando, observo que hay varias frases que sólo me molestan cuando me las sueltan en el trabajo. Cuando las suelta el jefe en el trabajo, más bien…

Es posible que lo que me desquicie no sea la frase sino la relación de poder, la autoridad… o tener que trabajar. Quién sabe. Dejemos los análisis psicológicos a los psicólogos. Yo creo que lo que necesito es que me toque el euromillón y follar más. Lo veo, eh?…bueno… pero todavía seguiré escuchando las frases 4, 5 y 6. Y la número 7 también, pero esta me dará igual porque podré comprar la discoteca y poner mis propios criterios de admisión, ya veréis que risas, ya…


P.D: Si alguien se pregunta porqué he incluido la coletilla «…pero vamos a ver, hijo de la gran puta…» después de cada una de las frases es porque tengo la absoluta convicción de que ESA es la respuesta más educada que merecen todas y cada una de ellas. Y la costumbre, o lo que sea, puede que nos haga olvidarlo…y no. NO. HAY QUE DECIRLO MÁS.

5 comentarios en «Frases que hacen que me hierva la sangre. (II)»

  1. muy de acuerdo con todo, punto por punto.
    esto, quitando los ‘hijo de puta’ (por el qué dirán más que nada) debería ser libro de texto en las escuelas de secundaria. mucho mejor nos iría.

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