La dimensión inexistente: Jo-Deme, Please

Jo-Deme Please

Otro disco legendario de la saga Warrowitz-Wilson es Please, que comenzó a gestarse el día en el que ambos titanes se encontraron por primera vez y del que es protagonista un personaje que haríamos mal en considerar secundario. Aunque sea un hecho no demasiado conocido, la portada de A Wonderful Journey fue obra de Deme Mash, la directora del coro presbiteriano que actuaba en el espectáculo de marionetas en el que se conocieron Bingo y Joe. 

Además, fue ella la que pagó la fianza de ambos y la que usó una garrafa de Peppermint Frappé para apagar el incendio del piano. Su contribución fue, pues, de una gigantesca magnitud. Mucho más que la del sobrevalorado primer corneta de la banda de majorettes, Thadeus Whatsmore, que intentó explotar el filón en discos como The Pshycodelic Heavy Jazz Sound of the Thadeus Marching Band o More Pshycodelic Heavy Jazz Sounds from Cucamonga

Pero olvidemos a personajes sórdidos y centrémonos en los protagonistas de esta magna obra. Joe Warrowitz, desde el primer momento, quedó fascinado por Deme y sus muchas cualidades. No solo sus cualidades musicales –cosa de especial mérito, ya que Deme era sorda–, también por sus cualidades culinarias (muchos dicen que fueron sus arenques strogonoff los que dieron el punch a la banda que eleva la cara B del disco de Impetuous Snails a lo sublime) y, por qué no decirlo, porque estaba bastante buena. 

Joe y Deme iniciaron una tórrida relación y acabaron casándose (y divorciándose) tres veces. Fue justo durante la luna de miel del segundo enlace cuando grabaron este disco. Bajo el nombre de Jo-Deme, afortunada unión de sus nombres, crearon una sensual colección de duetos de lounge-folk-californian-cosmic-polka en las que la ininteligible vocalización de Deme encuentra el perfecto contrapunto en el carraspeante falsetto de Joe. 

El punto álgido del disco es –no podría ser de otra manera– la colaboración con Bingo Wilson Mustard Cake, en la que se rumorea que está inspirada la portada de Carl Winslow & the Farting Wankers, Spanish Gypsies sell Heroin to Kids. Con fondo de ocarina, la pareja glosa sensualmente la receta (creación de Deme).

«Tres cucharadas de azúcar,
cuatro de mostaza:
Deshazlo entre tus manos.
Bien caliente.
Oh, sí, bien caliente.
Cúbrelo con arenques.
Oh, sí, bien caliente:
así es mi amor por ti»

Líneas como estas resultaban tan sugerentes para la mentalidad de la época que muchas radios se negaron a emitirla y provocaron que su club de fans convocara un Mustard Cake Festival como protesta. El festival se saldó con un gran éxito de asistencia y 67 personas intoxicadas. Joe y Deme les visitaron en el hospital y dieron un improvisado concierto, disponible en varias ediciones piratas, de las que la mejor sin duda es Jo-Deme in Rancho Hospital. The forbidden tapes.

A pesar de las buenas críticas, el disco no funcionó bien comercialmente, lo que causó tensiones en el dúo y su segundo divorcio. No obstante, por algún motivo que su discográfica no pudo adivinar, fue un gran éxito en formato cassete en el mercado español. Hoy es un disco cotizadísimo que ha permitido a muchos camioneros españoles hacer una pequeña fortuna.

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La valiosa colección de Manolo, magnate de la pelusilla ferromagnética de carretera

El siguiente disco de Joe tras la nueva ruptura, Come back to my sweet love, you fucking bitch sigue siendo a día de hoy una de las más escalofriantes muestras del dolor que la separación de la persona amada causa en un alma sensible. Lester Bangs dijo de él:

«Al lado de esto, Blood on the Tracks es una mariconada para pusilánimes. La incapacidad de Warrowitz para afinar su guitarra es el perfecto símbolo del alma de un anormal asomada a la profunda sima de su frustrante incapacidad para vivir».

Son, ciertamente, palabras que suscribimos. Pero hoy nos quedamos con aquel feliz Please, con su exultante sensualidad y con sus melodiosos ambientes que evocan atardeceres con olor a calcetines sudados y tarta de manzana.

6 comentarios en «La dimensión inexistente: Jo-Deme, Please»

  1. al leer «lounge» he pensado en todos esos dúos chico + chica que salieron como setas allá por los 90 a vendernos los guay que era beber martini mientras veías una peli de alfredo landa y escuchabas a santisteban con la condición de que luego los escuchases a ellos. y la verdad es que alguno encontraba la fórmula del hit molón, pero el resto no superaban el primer corte de publicidad de «cine de barrio».

    1. Cierto, una plaga. Y como todas las plagas puede tener su encanto (a sorbitos pequeños). Pero, vamos, el «lounge» del que hablo es algo a la altura de los personajes, profundamente sucnor y carente de cualquier valor más allá de su propia anormalidad.

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