La segunda escuela de Memphis: Goner Records, Jay Reatard y las barbacoas de costillas.

gonerstore

Desde que me empezó a interesar la música, digamos algo más que a la media, siempre ha habido alguna banda de Memphis que me ha interesado. Al principio simplemente las reconocía como unas bandas que me gustaban, y a las que había llegado a conocer por diferentes medios, revistas, fanzines, programas de radio (recordemos que estoy hablando de cuando el mundo era real, no virtual)

Pero según pasaba el tiempo, mi interés fue en aumento y poco a poco fui atando cabos y conectando informaciones hasta que me di cuenta de que había un nexo de unión entre todas ellas, si bien incluso hoy día no podría definirlo con claridad. Ni siquiera se podría decir que ser de Memphis sea la cualidad que todos comparten, ya que algunas bandas tenían miembros que venían de otras ciudades como Nueva Orleans o Atlanta.

Tampoco es que la exactitud sea algo imprescindible para la tarea, así que he pensado usar a Jay Reatard y a Goner Records como nexos de unión de todas las bandas e historias que voy a contar a continuación.

Ponte cómodo en tu sillón favorito y prepárate para una sesión de Pabs Blue Ribbon y barbacoa.

Jay Lindsay era un chaval hiperactivo de 15 años cuando se puso el seudónimo Reatard  para firmar una cassette que había grabado en su dormitorio en casa de sus padres. Es fácil intuir que no le iba muy bien en la escuela, no sabía ni deletrear correctamente su seudónimo, retard. Tampoco era un prodigio de las relaciones sociales y eso le hizo pasar mucho tiempo en su cuarto encerrado  consigo mismo y con su música. Su primera maqueta la grabó solo, en su casa, con un cuatro pistas medio roto (literalmente, ya que solo dos de las cuatro pistas funcionaban), un ampli diminuto, un micrófono del todo a cien y dos cubos dados la vuelta. Esta maqueta fue su carta de presentación ante Eric Friedl, capo de Goner Records y guitarrista, batería y cantante de los Oblivians.

Ya de mayor seguía haciendo lo mismo, grabar música en casa.Eric recibió un día una carta de un chaval, contándole que era fan de los Oblivians, y pidiendo que le mandara algo de mandanga de Goner Records, su sello discográfico. Eric le contestó con otra carta donde le agradece el cumplido y le manda unas pegatinas. Jay volvió a escribir, esta vez incluyendo la maqueta que había grabado en casa. Eric se encontró a un chaval dejándose la vida en cada canción, donde la clara influencia de los Oblivians se mezclaba con otras que iban de los Dead Boys a Buddy Holly. Eso era exactamente lo que él quería oír y ese chaval hiperactivo de quince años se lo estaba dando. Al poco tiempo le sacó su primer single en Goner.

Eric ya ha puesto a funcionar Goner Records cuando este encuentro ocurre y el single se vende muy bien en el nivel en que el sello se mueve: bajotierra. De hecho, Goner nace como un sello de discos que Eric quiere usar para publicar esa música que a él le gusta y nadie se atreve a sacar. Por si quedara duda de su honestidad, sus primeras referencias fueron los Reatards y Guitar Wolf. Es solo más tarde, ya con los Oblivians disueltos, cuando Goner se convierte también en una tienda física y en el hogar de uno de los festivales de música más conocidos del mundo de las Chuck Taylors, las patillas y las camisetas a rayas: el GonerFest.

Jay empieza a salir por Memphis con los tres Oblivians y empieza a tocar en vivo, con Jack o Greg acompañándole a la batería, dependiendo de las circunstancias.

Jack Yarber y Greg Cartwright son conocidos en Memphis como los Compulsive Gamblers, banda que mezcla el legado de Memphis y del sur de los Estados Unidos con la falta de medios y lo que es más importante, de prejuicios. Y es precisamente a través de los Gamblers y por las visitas de estos dos a Shangri-La Records, la tienda donde trabaja Eric, como se conocen los tres antes de formar los Oblivians. Pero estoy mezclando historias que ocurrieron en diferentes momentos. Para contar esta historia en condiciones, necesitamos ir un poco más atrás en el tiempo.

Nacido en San Diego, California y tras haber pasado su juventud en Hawaii, Eric Friedl aterriza en Memphis a principios de los 90’s, invitado por un compañero de la universidad, que va a abrir allí una tienda de discos, Shangri-La Records. La idea es ayudar a su colega a montar la tienda y trabajar con él. Después de un tiempo en Memphis, conoce a Jack y a Greg y se hacen amigos.

Oblivians en acciónGreg Cartwright es oriundo de Memphis y según relata él mismo, proveniente de una familia (la de su madre más concretamente) de paletos garrulos (lo que los americanos llaman «pescuezosrojos») de manual; de hecho, la mayoría de ellos acabaron en la cárcel. De su padre en cambio, heredó el amor por la música y una colección de singles editados por sellos locales de la zona de Memphis que difícilmente se podían encontrar en ningún otro sitio. A principios de los ochenta, Greg conoce a Jack Yarber y poco después forman los Compulsive Gamblers. Jack era algo mayor que Greg y proveniente de Mississippi, fue también el que le descubrió el punk, ya que había tocado en una de las bandas más míticas del Memphis punk de los ochenta, Johnny Vomit and the Dry Heaves. Los Gamblers surgen como otra banda de punk, pero la escena local a estas alturas transitaba por el oscuro mundo del hardcore-punk straight-edge, que es algo que no les interesa lo más mínimo, así que la banda, que de aquella se llamaba Painkillers, cambia el nombre por Compulsive Gamblers y muta en una especie de monstruo que mezcla el punk con el country y una sección de vientos.

Poco tiempo después de que los Gamblers dejen de funcionar, Jeffry Evans aparece en Memphis, recién llegado de su Columbus natal. Es en Memphis donde forma ’68 Comeback, banda que en su primera formación tenía a la ex-Gories Peggy O’Neil a la batería. Pero al poco tiempo Peggy deja la banda y Greg entra a sustituirla durante una gira. Por supuesto, Greg no había tocado la batería en su puta vida de bobo, pero es que ahí está la gracia. Greg cuenta que en esa gira su objetivo era sonar como Peggy (Greg y el resto de los Oblivians eran fans a muerte de los Gories), tocar de pie y seguir el ritmo más básico posible, lo cual constituirá una de las bases del sonido Oblivian.

Oblivians en acción.

Eric tenía algo de experiencia musical ya que durante un tiempo había cantado en una banda en Hawaii, pero no tiene ni idea de tocar la guitarra, así que Jack le enseña unos acordes mientras Greg está de gira con los ‘68 Comeback. Cuando Greg regresa de la gira Jack y Eric ya han empezado a tocar juntos y le piden a Greg que se una a la juerga.

La nueva banda supone un cambio para los tres. Eric está aprendiendo a tocar, con lo que su repertorio era bastante limitado y para Jack y Greg la nueva banda es el polo opuesto a los Gamblers, tres tíos tocando música en su versión más cruda y básica. Y para redondear la jugada, los tres tocan la guitarra y se van turnando a la batería según la canción lo requiera.

Se juntan para tocar pero sin ninguna pretensión más allá de pasar un rato y beberse unas birras hasta que la cosa deje de tener gracia. El presupuesto es tan alto como las aspiraciones de la banda. Los tres usan instrumentos comprados en tiendas de segunda mano por cuatro duros (en una época en las que nadie daba un duro por los instrumentos antiguos, claro) y Eric, en la ruina más absoluta, utiliza el estéreo de su casa como amplificador. Las circunstancias económicas pasan así a su vez a ser, junto a la impericia instrumental de Eric, factores determinantes en el sonido inicial de la banda.

Unos meses más tarde y tras haber grabado con Doug Easley las canciones que han tocado en los ensayos hasta ese momento, Jack deja Memphis para reubicarse en Nueva Orleans. Poco tiempo después, Greg marcha rumbo a Nueva York. Pasa algo más de tiempo y la cosa no acaba de cuajar para Jack en Nueva Orleans, así que Greg le dice que por qué no se sube con él a Nueva York. Al final Jack lía a Eric para unirse con él en el viaje y acaban subiendo los dos a Nueva York, en principio a hacer un par de conciertos que Greg ha conseguido por medio de Billy Miller, capo del sello Norton Records. En uno de ellos abren para Jon Spencer, que flipado con lo que acaba de ver, mueve su maqueta (las canciones que habían grabado con Easley antes de la marcha de Jack a NOLA) por varios sellos. In The Red saca un single y lo mismo hacen Dave Cider (Estrus Records) y Tim Warren de Crypt Records. La cosa parece que empieza a cuajar y Tim Warren les anima a recopilar todas las canciones que han ido saliendo en singles en diferentes sellos, añadir alguna más inédita de sus sesión con Easley y así conformar lo que será Soul Food, su primer largo.

Un plato de pescado, comida con alma.

El disco está grabado en el patio trasero de la casa de Doug Easley en un cuatro pistas y consigue que suene crudo pero con pegada. En este disco no firman las canciones individualmente pero no es muy complicado identificar a los autores. Jack escribe las canciones de estructura más blues (Never Change). Greg las más solueras (Static Party) y Eric las más mongolas (Cannonball). El disco lo abre la versión más tremenda jamás grabada del Viet Nam War Blues de Lightnin’ Hopkins. También incluyen una versión de Trio (Sunday You Need Love) de descacharrante letra y otra de Dave Clark, Anyway You Want It. En una entrevista a Eric, el entrevistador alaba el excelente gusto de la banda a la hora de elegir las versiones que tocan en directo y graban en los discos pero Eric en dos lineas le quita todo el glamour al asunto: tocan las versiones que pueden tocar, dada su falta de pericia a las seis cuerdas.

A las pocas semanas de salir el disco, Warren les propone irse de gira por Europa con los Country Teasers, la banda de Ben Wallers. Éstos, obviamente acceden a tirarse dos meses dando tumbos por Europa en furgoneta para tocar bolos contratados por Tim Warren en tugurios de mala muerte y con unos ingleses que no conocen de nada. Qué podría salir mal?

El cancionero popular

Tras la gira europea vuelven al estudio a grabar más temas para así tener canciones para mandar a todos los sellos que les quieren sacar un single. Es el boom de los sellos independientes y los Oblivians se aprovechan de ello. Poco después Crypt les saca su segundo y mejor disco, Popular Favorites, donde suenan seguros de si mismos y con el oficio que dan las giras y las noches durmiendo en suelos de higiene dudosa. El disco está grabado en Nueva York con Jerry Teal y en Memphis con Doug Easley pero de alguna manera suena homogéneo, con más cuerpo que Soul Food y para mi, tiene el balance perfecto de número y orden de canciones de cada Oblivian, además de contener sus mejores canciones. La foto de portada es ya un clásico que muestra a la audiencia de un concierto de Black Sabbath mostrando a cámara una camiseta que lee “Mata un punk por el RockandRoll”.

Un año después, tras otra tanda de giras y conciertos sueltos, se a grabar en Memphis y lo que será su último disco, con la colaboración especial de Mr. Quintron, mago de la electrónica haztelotumismo y organista autodidacta. Quintron accede a tocar en el disco si le consiguen un Hammond B3 para la grabación. Los Oblivian piensan que Quintron solo toca con ese tipo de órganos y encuentran uno en los estudios de Steve Moller. Cuando Quintron llega al estudio y ve el órgano da saltos de alegría y les dice que no había tocado un B3 en su vida. Las canciones están en su mayoría compuestas por Greg, que según cuenta él mismo, no estaba muy metido en el rollo del rock en esos momentos, y había escrito unas cuantas canciones de gospel. La grabación fue más larga de lo normal, pero al final les salió lo que querían: un disco de gospel con el toque inconfundible de Mr. Quintron.

Después de una gira por Japón en el año 97 se separan, pero los tres seguirán involucrados en la música de alguna manera. Incluso se vuelven a juntar. Pero esa historia tiene que esperar hasta el próximo capítulo.

8 comentarios en «La segunda escuela de Memphis: Goner Records, Jay Reatard y las barbacoas de costillas.»

  1. la movilidad migracional interestatal de los yankees siempre me ha putoflipado. nosotros siempre agarrados al terruño y ellos danzando de ciudad en ciudad sin importar edad ni condición. quizás por eso era tan recurrida en el cine 80’s la escenita del camión petado de cajas. y mira que nos da pereza por aquí cambiar de barrio, jajaja!

    después de este comentario que no tiene nada que ver con la sucia movida oblivians, en la que nunca he estado muy puesto todo sea dicho, le insto a continuar con la saga, please. por mi parte me apunto ese largo gospeliano del que me ha llamado poderosamente la atención su concepción.

    1. estos al final, después de unos años dando tumbos, acabaron otra vez en memphis o muy cerquita. será como esas veces que quieres comprar algo, en la primera tienda que miras, ves exactamente lo que quieres pero no te quedas tranquilo y miras en tropecientas tiendas más y al final, por supuesto, lo compras en la primera que visitaste. estos parece que hacen lo mismo, se recorren medio país para acabar en la casilla de salida.

      el disco con quintron es muy bueno, yo creo que te va a gustar!

  2. Vaya por delante que soy un completo ignorante de la mandanga que recoge el artículo. Pero siempre tuve una curiosidad del carajo por el tal Reatard, supongo que por la insistencia del autor en las distintas encarnaciones foriles. Un día llegué a tener el Blood Visions en la mano en una tienda de París pero, vaya por dios, terminé llevándome la Folk Box de Elektra y decidí que no había presupuesto para todo el petate. A ver si le ponemos solución pronto al problema. El relato invita a ello, bien lo sabe dios.

    1. me resulta extraño leer que no pilotéis la mandanga de memphis. como para mi es tan familiar, pienso que a todo el mundo le resulta igual de familiar.
      espero que con la serie de artículos al respecto consiga despertar tu interés y le pegues una escucha a alguno de los discos de los que hablo/hablaré, a ver qué te parecen.
      blood visions es en mi opinión el mejor disco del amigo reatard junto a la mandanga que hizo con angry angles. la próxima vez que te lo cruces, no lo dejes escapar!

  3. Una gozada de lectura, Poodle. Se lee con la intriga de una novela. Esperando el resto de las partes.

    A mi con esa escena me pasa como con los pimientos de Padrón, unos grupos me gustan otros non. Vaya por delante que los Reigning Sound son favoritísimos, y en realidad, todas las encarnaciones del amigo Greg.

    A Jeffrey Evans lo vi tocar en un garito de Oviedo hace un montón de años, creo que en el 2004, concretamente. Nunca supe más de él y no tenía ni idea que perteneciese a esta mandanga.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *