Quiero cantarte hasta sangrar: el ritmo del nudillo roto y el diente bailón

BS1

Sólo me he comido dos hostias en mi vida. La más memorable fue una manopla como un martillo. Mi padre, 185 centímetros de altura y ciento y pico kilos de apabullante porte, silenció mi porculerismo infantil a mano abierta, al estilo Bud Spencer. Mi cabeza acabó en el plato y, al levantarla, en vez de lástima provoqué las risas de la familia. Llorando, de rabia que no dolor, fui al baño y en el espejo vi media cara colorada del bofetón y la otra media pringando de fabada, parecía el barón Ashler de Mazinger Z. Ahí decidí que los golpes mejor que me los cuenten. O me los canten.

A mayores yo lo que es dar nunca he dado. No me he peleado jamás y reconozco que mis piernas me han librado de más de una. Sí que he visto volar sillas alrededor y regalar batazos en la espalda, pero las buenas trifulcas de sudor y sangre me han entrado de oídas. Por eso les voy a regalar cuatro escenitas de toma y daca. No hay tiroteos, ni retratos de delincuentes, sino buenas liadas a puños -con algún baldeo suelto a lo sumo- con las dos partes implicadas porque quieren o porque no queda otra. No son las mejores, ni las más conocidas, ni las favoritas de nadie. Son las que me salen del coño 😉 Dicho ésto les invito a no achantarse, seguir leyendo y ofrecer impresiones y aportaciones -sería cojonudo- en los comentarios.

Stray Cats – Rumble in Brighton (1981)

Cuando los 4 Skins hicieron himno un altivo desfile de «pelaos», como si «Chaos» fuese un pasaje de una saga vikinga, olvidaron que los rockers llevaban décadas buscando pendencia. Si ya en 1964 hubo mano a mano de dos días contra los mods en Brighton, estaba claro que los chicos «grasientos» estaban lo suficientemente curtidos como para evitar el anunciado paseo militar rapado. Porque un skinhead será todo lo borracho y orgulloso que quieras, pero si hay que tirar de orgullo un rocker puede ponerse muy pesado. Dicho esto vaya por delante que aquí no hay buenos ni malos, sino puritita diversión. Brian Setzer y sus compis nos ofrecen «asientos junto al ring para la pelea». Hay puños, botas, anzuelos, cuchillas, cadenas, policía desbordada… hasta que el eco de los gritos de batalla se apaga, porque pocos quedan en pie. Es una lucha que Setzer nos vende como noble, pues la noche acaba con miembros de los dos bandos, amoratados y doloridos, compartiendo rondas de cerveza. Tupés y cabezas rapadas. ¿El resultado? Un empate. «Go cats! Go!».

Rezillos – Somebody’s gonna get their head kicked in tonight (1978)

«¡Déjame entrar, por Dios! ¡Déjame entrar que me matan!». El portón se abre justo cuando una mano cae por detrás y se agarra a tu hombro. Intenta arrastrarte pero desde el interior del estadio te cogen del brazo y, de un tirón, te meten dentro. A empellones, a duras penas, cierran. Te quedas tirado en el suelo. Los otros fuera, golpeando el metal. Las patadas de las que te libraste. «¡Hijo de puta! ¡Sal, maricona!». Una jauría. Hiciste frente a uno. Aparecieron tres más. A correr. Te viene a la cabeza aquella noche, hace dos temporadas. La pancarta. Con ella a cualquier campo. A pasearse, a jugar al gato y al ratón. Maullasteis y acabó colgando boca abajo en la grada. Prometieron volver, ¿te acuerdas? Y ahí están, como lobos. No tienen entradas, no quieren la pancarta. Os buscan a vosotros, para mearos la casa. «¿Estás bien chaval? ¡Vaya ‘safada’!». Ni piensas. Esto no es el «War on the terraces» de los Rejects. Esto es otra cosa. ¿Se lo contarás a los cachorros? Como les contabas cómo corrías a cintazos a los vecinos paletos. Cómo llegaste un lunes al despacho con los dedos esguinzados, pero contento porque ocho tíos de la capital acabaron en urgencias. Hoy corriste. Y detrás de tí zarpas rascando asfalto. P.d: la original es de Fleetwood Mac 😉

Dinamita Pa Los Pollos – Toro mecánico (1989)

Un invento del diablo como excusa. En el Grand Prix de TVE también había toro mecánico y nunca nadie miró mal a nadie. Igual es que el protagonista tiene el perfil ideal: «Mitad demonio, mitad irlandés. No hay cuernilargo que pueda con él». Es bien sabido que los oriundos de la verde Erín gustan del trinque como combustible para soltar el puño. Que un triunfo tan avasallador sobre la máquina acabará mal se ve a leguas. Que hay ganas también, ya que «esto no sucede todas las noches. Si mañana despertamos en la penitenciaria… ¡qué demonios, un día es un día!». ¿Qué nos falta? He aquí la chispa para la pólvora: «¡Cierra el pico, tú no nos conoces!». Y «vuelan las mesas y los camareros. Estampida en el club de ganaderos». Sin duda el relato promete, aunque lo festivo del tono y la sonoridad country lo disfracen como si se tratase de un cómic de línea clara. ¿Sangre? Mejor estrellitas de colores cuando alguien quede grogui. Tan legítimo y divertido como ver al capitán Haddock batirse a puntapiés, oiga.

Los Coyotes – Líos en el cine (1982)

Cuando corres por salvar el culo toda bocanada de aire es poca. Cuando por fin te detienes, confiado por tu huida o rendido al cazador, tu lengua es lija, no hay saliva que tragar. Sabes a acero. Yo la vez que más corrí en mi vida no tenía un corte cherokee sino el pelo largo, pero el acné de mi cara me daba un aspecto tan desolador como lo que evoca el son de este tremebundo psychowestern. «Estaba muy cansado, no podía correr más. Metiéndome en un cine los podré despistar. ¡No creo que entren allí!». A mí me emboscaron en mi barrio y allí no había cines, quizás fue lo que me salvó. Víctor, en cambio, se metió en la boca del lobo: «Cuando me amenazaron vi que estaban allí». Yo llegué a mi casa, con el corazón peleando con mis testículos por salirse de mi garganta. A Víctor tiene pinta de que le tocaron la carita un poco bastante. Estoy seguro de que vendió cara su piel pero ya se sabe: Dios ayuda a los buenos… cuando son más que los malos. Nuestro amigo no tuvo escapatoria. «Así empezó la pelea». Tampoco se achantó. «¡Líos! ¡En el cine!».

6 comentarios en «Quiero cantarte hasta sangrar: el ritmo del nudillo roto y el diente bailón»

  1. siempre tuve suerte (y corría como un gamo) y nunca me metí en peleas ni me dieron una buena galleta. igual tuvo que ver tener un colega más grande que un armario, no sé…
    me voy a calar ese disco de rezillos, que hace eones que no me lo calo… y luego igual cae algo de los rizillos, ya que estamos.

    1. discazo… si no fuera por los rezillos esto habría quedado muy rocker … peeeero entonces me acordé de los revillos y vi que, efectivamente, sólo brillan tupés en el artículo.

  2. A mí me partieron un diente de un puñetazo en el Sister Ray de la calle Monteleón de Madrid, uno de mis bares favoritos de la vida a pesar del balance negativo de aquella noche. Recuerdo que la novia de mi amigo se puso a llorar y que luego nos fuimos a seguir la noche a otro bar. A la mañana siguiente tenía la cara como un mapa pero, a decir verdad, a día de hoy casi hasta lo recuerdo con cariño.
    Aparte de eso, nunca he sido muy de peleas. No sé si he dicho ya que soy un flojo de mucho cuidado. Una flor de estufa.

    Canciones de tanganas, me gusta mucho ésta. Yo la tengo en el recopilatorio Psicofásicos de Bolivia (el mismo disco de la filmina). La Gran Pelea!
    https://www.youtube.com/watch?v=tFpbCTrjfaM

    1. jejeje! ya hubo buen debate en el discord secreter sobre este señor, creo recordar. yo soy fLan de lo clasicote, 75 a 84, el resto la verdad es que no me pitufa. habrá tanto hater como parece?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *