Hay bandas que BRILLAN en directo, aunque los discos no les consigan hacer justicia.
Algunas incluso son de Bilbao, ahíva la hostia, y puedes verlas a menudo. Es el caso de Los Brazos.
Una gitana le leyó la mano a Corto Maltés. Le dijo que le faltaba la línea de la fortuna. Corto volvió a su casa, cogió una navaja de su padre y lo solucionó de un tajo. De pequeño una compañera de clase me leyó la mano. Vio que la línea de la vida se bifurcaba, que la trayectoria original se cortaba mientras la nueva cruzaba la palma entera. Interpretó que tendría un accidente y me quedaría paralítico. Al contrario que Corto, no le puse remedio. No se cuánto le queda a mi línea original, cuándo llegará el momento fatal. Bryan Gregory tampoco lo sabía, tampoco puso remedio.
Hace tiempo, un buen amigo lanzaba dos preguntas a cualquiera que se uniera a una conversación de bar o donde fuera. La segunda pregunta era, Lennon o McCartney? Pero la primera era Beatles o Rolling Stones. Con esas dos preguntas era capaz de clasificar a la persona con la que estaba hablando. O eso creía él, vaya, pero a él le valía.
Lo interesante de los experimentos son los resultados, no el experimento en sí. Usualmente en el terreno artístico se tiende a sobrevalorar lo experimental al margen de lo que depare por el simple hecho de intentar expandir las fronteras de lo hecho hasta el momento. Pero si los hallazgos del experimento no tienen valor por sí mismos, es difícil de justificar la valía de dicho experimento, por mucho que se haya adentrado en territorios inexplorados. Resultados, queremos resultados.
Hay bandas que BRILLAN en directo, aunque los discos no les consigan hacer justicia.
Hoy los australianos Mammoth Mammoth nos recuerdan porque empezó a gustarnos la historia esta de la música ruidosa y las cazadoras de cuero.